En la penúltima jornada de nuestros encuentros recibimos a Elena Asins, artista polifacética y multidisciplinar. Compartió sus planteamientos y su concepción del arte y la cultura con los miembros de la escuela y los amigos y amigas que se acercaron para escucharla.
La charla fue atípica, en el sentido de que se planteó desde el inicio como un debate, una confrontación de ideas a la que Asins invitó a los asistentes.
Para abrir el debate bastó una breve introducción sobre sus preocupaciones actuales, su convicción de que el arte debe responder a la búsqueda de transcendencia, una motivación que impulsaba al ser humano desde la prehistoria. Aseguró que ese espíritu se ha perdido en el arte, tal como lo entendemos hoy en día, se ha convertido en un bien de consumo, en «una frivolidad absoluta» de carácter privativo. Una circunstancia absurda para Asins porque, a su parecer, el arte no pertenece al que lo compra, ni siquiera al que lo hace. «Los coleccionistas no son poseedores de las obras, son tenedores, la obra es patrimonio de la humanidad», explica. Nos invitó a reflexionar sobre la idea de que el arte no es un artículo de lujo, si no una herramienta de comunicación.
Las preguntas y respuestas se sucedieron permitiendo a Asins explicar las claves de su obra y su posicionamiento como artista. Nos habló de los fundamentos de su trabajo; pinturas, vídeos y esculturas, surgidas de un lenguaje propio basado en la manipulación pionera de algoritmos matemáticos mediante herramientas informáticas. Un recorrido vital que no ha empezado a ser reconocido en España hasta esta última década. Su obra artística, plasmada en una gran variedad de formatos y medios (desde la poesía al vídeo, pasando por el dibujo, la escultura o la instalación), se ha caracterizado siempre por el rigor compositivo y la depuración formal. Un trabajo que destaca principalmente por su coherencia, por su independencia a la moda o intereses del mercado del arte.
La obra de Elena Asins se podría definir con los términos que aplica para definirse a sí misma: incómoda, antisistema, transgresora y rebelde; comprometida socialmente y comprometida consigo misma, con el arte y la cultura. Nada que nos suene a nuevo, pero ante Elena Asins tenemos la convicción de que no hay imposturas, de que su discurso directo y sencillo, es sincero.
Le legitima para tal discurso, su dilatada trayectoria y le avala la calidad de su trabajo.
Gracias por todo.