El encuentro con Cánovas se convirtió en una lección magistral de sencillez, rigor técnico, estético y la humildad propia de un profesional de altura
Esa es la personalidad de Carlos Cánovas y esa es su visión de la fotografía. Un fotógrafo que en palabras de Dick Rekalde, artísta plástico, fotógrafo y profesor del Ciclo de Fotografía de la Escuela que lo presentó, trabaja desde la serie fotográfica, ejemplo de artista que realiza copias perfectas.
Continuando con nuestros VII Encuentros con creadores/as 2015 Cánovas fue enseñando una gran cantidad de imágenes correspondientes a las distintas series en las que estructura su trabajo, a lo largo de hora y media. Aunque la proyección digital de las imágenes no hacía justicia a la infinidad de matices de sus cuidadísimas imágenes, pudimos admirar trabajos de las series Tapias, 1978-79; Plantas dolientes, 1983-84; Para una pared, 1984-85; Extramuros, 1982-87 ´ó Séptimo Cielo, 2008-2015, entre otras.
Frente a un auditorio compuesto fundamentalmente por el alumnado del Ciclo de Fotografía y el alumnado de Bachillerato que cursa el taller artístico de fotografía, Cánovas contó cómo se inició en la fotografía. Relató sus primeros pasos, la influencia de las corrientes fotográficas de los 70 y cómo hasta 20 años después de iniciado su trabajo artístico en este campo no pudo vivir profesionalmente del positivado fotográfico. Este trabajo técnico, que ha ejercido para artistias de la talla de Koldo Chamorro y que le ha llevado a positivar el archivo de Nicolás de Lekuona o el Ché Guevara fotógrafo, está intimamente ligado a su propuesta artística. De hecho el rigor técnico que calificó como “de una naturaleza ética incuestionable” es uno de los pilares sobre los que se sustenta su obra. Pero no el único.
Paisajes anónimos, donde la figura humana no existe o casi, donde lo que se resalta es la belleza de lo cotidiano, generalmente fotografiado con luz de la mañana en encuadres mimados. Paisajes de la periferia que bajo su objetivo se llenan de interés: “el fotógrafo tiene siempre que descubrir nuevas formas de percepción del paisaje. La periferia está siempre en extinción. Nació sin querer perdurar y sin embargo permanece”.
Cánovas intercaló su exposición con imágenes de otros creadores en los que se reconoció como Walker Evans y los componentes de La Nueva Topografía. Hizo lo mismo con su discurso, jalonado de citas sugerentes para cualquier fotógrafa en ciernes: “alguien dijo que: si somos fotógrafos debemos aprender a callar en otro idioma”.
La charla terminó con una recomendación doble. Para quienes todavía no saben si ser fotógrafos “que sean extraordinariamente críticos con el hecho fotográfico y así sabrán si pueden seguir por este camino, o no”. Para quienes ya lo han tomado “no tengais ninguna prisa”.