Jorge Gil Rodrigálvarez, antiguo alumno de la Escuela, en Bachillerato y Artes de la Escultura, comenzó su charla, tras las presentaciones a cargo del Director, José Miguel Ascunce, y la profesora Chusa García Camón, explicando el porqué de su dedicación al arte y a la enseñanza universitaria del arte.
Valoró todo lo aprendido en la Escuela, como base teórico- práctica que le ayudó a destacar en Bellas Artes frente a otros compañeros que carecían de esos conocimientos, y que le valió su primer trabajo, mientras aún estudiaba, impartiendo cursos de Tanatopraxia (moldes de reconstrucción facial y máscaras funerarias), en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca.
Esta práctica con los moldes y las máscaras influyó en su obra, donde los ha utilizado para crear personajes, que sitúa en escenas en las que, bajo una aparente comicidad , se esconden los interrogantes básicos del ser humano y de su estar en el mundo como observador/observado.
Las obras de Jorge Gil abarcan distintas técnicas y en ellas el naturalismo hiperrealista se funde con el expresionismo y lo surreal. Jorge juega con lo que sustituye y refleja lo humano: el doble, muñeco, máscara. También investiga la duplicidad del yo y la individualización en la serie.
Aparte de su faceta escultórica tangible, nos mostró la investigación en la que participa en el terreno virtual: “Desarrollo y adaptación de modelos anatómicos al proceso de animación tridimensional de personajes antropomórficos”, como miembro del ATA (Instituto de Investigación en Arte y Tecnología de la Animación).Trabajo con el que ha colaborado en animación de películas.
Nos habló de la enseñanza universitaria, situándose como ex-alumno de la Escuela, ahora profesor.
Sus explicaciones pasaban de un lenguaje coloquial, lleno de anécdotas y ocurrencias, a un lenguaje artístico elaborado. Contó con toda la atención del público, tanto alumnos como profesores, lo que al final de la charla propició un turno de preguntas tanto sobre temas artísticos como técnicos o de futuro profesional.
Agradeció a la Escuela y a los profesores lo que le habían enseñado.
Fue felicitado por su amenidad, y sus “compañeras” del ciclo de Escultura se quedaron con él pidiéndole opiniones, resolviendo dudas cuando ya la conferencia había terminado.
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