Habrá quien lo atribuya a sus lógicas ganas de divertirse y frivolizar y habrá quien lo atribuya a su gran sabiduría, pero es innegable que el atuendo carnavalesco con que el alumnado quiso despedir el curso, encajaba a la perfección con este mayo disfrazado de febrero.
Este ambiente festivo sirvió para despedir a más de un centenar de alumnos y alumnas de 2º de Bachillerato de Artes.
El acto comenzó con unas palabras de José Miguel, nuestro Director, animándoles a seguir estudiando. Con el final del Bachillerato acaban una etapa, pero su formación continúa. Les recomendó que orienten sus futuras decisiones de acuerdo con sus gustos y sus afinidades. Formarse ha de convertirse en un proceso satisfactorio y enriquecedor a nivel personal para motivarnos y elevar nuestra autoestima. Esa es la mejor garantía para abrirse camino ante la falta de certezas a nivel laboral. Aprender continuamente, revelarse, protestar, reinventarse, salir al encuentro de las cosas y cambiarlas, son actitudes que se esperan de la gente joven. Satisfacer esas expectativas tanto a nivel personal como colectivo, pone de manifiesto la trascendencia de formarse rigurosamente.
Posteriormente el profesor de filosofía, José Ciordia, hizo una breve intervención en la que aludió al carácter del acto que estábamos celebrando, a la necesidad del protocolo. Sirviéndose de anécdotas, ironizó sobre los procedimientos destinados a estandarizar el comportamiento humano. Animaba a cuestionar ciertas reglas que se establecen como inevitables y nos hacen vivir de forma más protocolaria y consecuentemente, menos libre. En este tipo de ceremonias, alguien tiene que hablar, hay que decir algo “o parecemos la cabrada”, concluía una de las historias de un discurso improvisado e irónico que fue recibido con risas por los asistentes.
Se repartieron las fotografías de los grupos que figuran entre estas líneas.
El acto finalizó con unas breves palabras de agradecimiento y de ánimo a cargo de la jefa de estudios, Marta Osés, quien cedió la palabra a una proyección de Eduardo Galeano proponiendo un mundo ideal. La idea es que nuestro alumnado nos ayude a lograrlo, nosotros evidentemente vamos muy desencaminados.
Terminamos con un pequeño aperitivo que el alumnado compartido con los profesores y profesoras que les han impartido clase durante estos dos años.
Salud y suerte a todas y a todos.