Un gimnasio ambientado en los años ochenta sirvió de escenario para despedir a más de un centenar de alumnos y alumnas de 2º de Bachillerato de Artes. Alumnado del estudio se encargó de la decoración y aparecieron ataviados con atuendos y disfraces de la época.
El acto comenzó con unas palabras del Director, quien les animó a seguir estudiando y aprendiendo. Les advirtió de la importancia de sus futuras decisiones y la transcendencia que puede tener en sus vidas orientar el futuro de acuerdo con sus gustos y sus afinidades, para emprender un camino, que si hoy está lleno de incertidumbres a nivel laboral, sea satisfactorio y enriquecedor a nivel personal. Las situaciones cambian – o las cambiamos-, las oportunidades llegan -o salimos a su encuentro-, y el final del bachillerato, es el comienzo de ese camino. José Miguel Ascunce se despidió deseándoles buen juicio y suerte a todas y a todos.
Posteriormente una pareja de alumnos, Ainhoa Ruíz y Oscar Liberal, escenificaron un diálogo, en el que repasaron con humor, las anécdotas más comunes que ocurren a quienes se incorporan a nuestra escuela, caricaturizando determinadas características del profesorado que les escuchaba.
A continuación la jefa de estudios, Marta Osés, dio lectura a un poema de Walt Whitman, cargando de emotividad un acto que el profesor de filosofía, José Ciordia, volvió a distender. Ciordia comenzó y terminó con una reverencia (mostrando al estilo oriental su respeto por el alumnado), un discurso improvisado e irónico que fue recibido con risas por los asistentes.
Se repartieron las fotografías de los grupos que figuran entre estas líneas.
El acto finalizó con unas breves palabras de agradecimiento y de ánimo a cargo de la jefa de estudios adjunta, Patricia Áriz, para dar paso a un pequeño aperitivo compartido con el profesorado que les ha impartido clase durante estos dos años.
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